domingo, 16 de agosto de 2015

Oración al glorioso San José (SS Leon XIII)





A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, 
solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.
Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.

Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el Cielo la eterna felicidad. Amén


Biografía de SS León XIII



León XIII, de nombre secular Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci (Carpineto Romano, Estados Pontificios, actual Italia,2 de marzo de 1810 - Roma, Reino de Italia, 20 de julio de 1903), fue el papa n.º 2561 de la Iglesia católica. Su pontificado se desarrolló entre 1878 y 1903 (25 años) siendo uno de los más largos de la historia. 
Los primeros años de su pontificado quedaron marcados por una serie de iniciativas académicas: la fundación de un nuevo instituto en Roma para el estudio de la filosofía y la teología, centros de estudio de las Escrituras y un centro astronómico. Se abrieron los archivos del Vaticano, tanto a los estudiosos católicos como a los no católicos.
Su largo pontificado significó un acercamiento de la Iglesia a las realidades del mundo moderno. Frente al creciente problema obrero, en 1891 dio a conocer la Encíclica Rerum novarum (Acerca de las nuevas cosas). La misma deploraba la opresión y virtual esclavitud de los numerosísimos pobres por parte de «un puñado de gente muy rica» y preconizaba salarios justos y el derecho a organizar sindicatos (preferiblemente católicos), aunque rechazaba vigorosamente el socialismo y mostraba poco entusiasmo por la democracia. Las clases y la desigualdad, afirmaba León XIII, constituyen rasgos inalterables de la condición humana, como son los derechos de propiedad. Condenaba el socialismo como ilusorio y sinónimo del odio y el ateísmo.
El realismo político y la habilidad diplomática de León XIII permitieron poner fin a la hostilidad del régimen imperial alemán hacia los católicos (abandono por el canciller Otto von Bismarck de la Kulturkampf en 1879 y visita a Roma del emperador Guillermo II de Alemania en 1888). Igualmente, propugnó el fin de la confrontación entre la Iglesia francesa y la Tercera República, avalando la participación de los católicos franceses en el régimen republicano. Por el contrario, mantuvo el enfrentamiento numantino con el Estado italiano, insistiendo en el boicot de los católicos italianos a la vida política nacional.
León XIII pensaba que el servicio diplomático papal debía desempeñar un papel de primer orden tanto en la consolidación de la disciplina interna de la Iglesia como en la conducción de las relaciones Iglesia-Estados. En 1885, España, Alemania y R.U recurrieron a él como mediador en la disputa sobre la posesión de las Islas Carolinas, en el Pacífico y España las consiguió, pero a contrapartida el II Reich las Marshall. Y en 1899 el zar Nicolás II de Rusia y la reina Guillermina I de los Países Bajos se beneficiaron de sus buenos oficios en el intento de convocar una conferencia de paz de todos los países de Europa.
Reflexionando sobre la diplomacia vaticana con ayuda de las obras de santo Tomás de Aquino, replanteó en su encíclicaImmortale Dei (1886) la relación entre la Santa Sede y los Estados-nación. El nuncio papal, en opinión de León XIII, era el representante de la soberanía espiritual del Papa del mismo modo que un embajador representa la soberanía política de su país.
Reforzó los lazos con la Iglesia norteamericana, fomentando la expansión del catolicismo en Estados Unidos. Con todo ello, León XIIIcontribuyó a dotar a la Iglesia de un nuevo protagonismo a escala mundial, reforzado por dos tipos de iniciativas suyas: por un lado, el acercamiento a la Comunión Anglicana y a los ortodoxos griegos, que inició la tendencia ecuménica de los papas del siglo XX; y por otro, el impulso de la acción misionera, especialmente en África.
Tuvo especial interés en promover el rezo del Santo Rosario, al cual dedicó diversas encíclicas. Cabe mencionar que, a inicios de su papado, se produjo la muerte de santa Bernadette Soubirous (16 de abril de 1879), vidente de Lourdes, a quien León XIII enviara la bendición antes de morir. La Virgen María quien, bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, dijera de sí misma «Yo soy laInmaculada Concepción», se había presentado -según el relato de Bernadette- con un rosario en sus manos, lo que no pasaría desapercibido a la mente del Pontífice.
En sus veinticinco años de papado llegó a nombrar un total de 147 cardenales en 27 consistorios.

Algunas encíclicas

  • Inscrutabili Dei consilio, programas del pontificado, versa sobre los problemas generales que atañen a la Iglesia y a la fe (21 de abril de 1878).
  • Quod Apostolici muneris, condenando el socialismo (28 de diciembre de 1878).
  • Æterni Patris, sobre la inexistencia de conflicto entre fe y ciencia (4 de agosto de 1879).
  • Arcanum Divinae, sobre la familia católica (10 de febrero de 1880).
  • Diuturnum illud, sobre la autoridad civil en los países (29 de junio de 1881).
  • Auspicato concessum, sobre san Francisco de Asís (17 de septiembre de 1882).
  • Supremi apostolatus officio, sobre la devoción al Santo Rosario (1 de septiembre de 1883).
  • Humanum genus, condena del relativismo filosófico y moral de la masonería (20 de abril de 1884). Comienza afirmando que la raza humana se separó en dos grupos opuestos: la Iglesia de Jesucristo (los que luchan por la verdad y la virtud) y el reino de Satanás (los que «rehúsan obedecer a la ley divina y eterna, y obran sin cesar o como si Dios no existiera o positivamente contra Dios»3 ).
  • Superiore anno, sobre el rezo del Santo Rosario (30 de agosto de 1884).
  • Immortale Dei, sobre el papel de los católicos en el estado moderno (1 de noviembre de 1885).
  • Spectata fides, sobre la educación cristiana (27 de noviembre de 1885).
  • Quod multum, sobre la libertad de la Iglesia católica (22 de agosto de 1886).
  • Vi è ben noto, sobre la implantación del Santo Rosario en la vida cotidiana (20 de septiembre de 1887).
  • In plurimis, propugnando la definitiva abolición de la esclavitud (5 de mayo de 1888).
  • Libertas, sobre la libertad y el liberalismo (20 de junio de 1888).
  • Paterna caritas, sobre la sujeción de toda la Iglesia al primado romano (25 de julio de 1888).
  • Exeunte iam anno, sobre el correcto ejercicio de la vida cristiana (25 de diciembre de 1888).
  • Quamquam pluries, sobre la devoción a san José (15 de agosto de 1889).
  • Sapientiae christianae, sobre los cristianos en su condición de ciudadanos de los respectivos países (10 de enero de 1890).
  • Dall'alto dell'Apostolico Seggio, condena de la masonería en Italia (15 de octubre de 1890).
  • Catholicae Ecclesiae, sobre la persistencia de la esclavitud en tierras de misión (20 de noviembre de 1890).
  • Rerum novarum, sobre las relaciones de capital y trabajo (15 de mayo de 1891).
  • Octobri mense, sobre la devoción al Santo Rosario, especialmente en el mes de octubre (22 de septiembre de 1891).
  • Magnae Dei Matris, sobre la devoción al Santo Rosario (8 de septiembre de 1892).
  • Inimica vis, condena de la francmasonería (8 de diciembre de 1892).
  • Custodi di quella fede, condenando la masonería (8 de diciembre de 1892).
  • Providentissimus Deus, sobre el estudio de las Sagradas Escrituras (18 de noviembre de 1893).
  • Laetitiae sanctae, encomendando la devoción al Santo Rosario (8 de septiembre de 1893).
  • Iucunda semper expectatione, sobre el rezo del Santo Rosario (8 de septiembre de 1894).
  • Adiutricem, sobre la devoción a la Virgen María (5 de septiembre de 1895).
  • Satis cognitum, sobre la unidad de la Iglesia católica (29 de junio de 1896).
  • Fidentem piumque animum, sobre el rezo del Santo Rosario (20 de septiembre de 1896).
  • Divinum illud munus, sobre la constante presencia del Espíritu Santo (9 de mayo de 1897).
  • Augustissimae Virginis Mariae, sobre la devoción a la Virgen María (12 de septiembre de 1897).
  • Diuturni temporis, sobre él rezo del Santo Rosario (5 de septiembre de 1898).
  • Tametsi futura prospicientibus, sobre la figura de Cristo Redentor (1 de noviembre de 1900).
  • Mirae Caritatis, sobre la Eucaristía (28 de mayo de 1902).
  • Fin dal principio, sobre la formación de los sacerdotes (8 de diciembre de 1902).
  • Dum multa, sobre la legislación matrimonial (24 de diciembre de 1902).

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